Muros, vallas y burocracias
Artículo de Andrea Sofía Chong Niembro en la revista (Trans) Fronteriza nº 22 (mayo-junio 2024)
La gestión del movimiento de las personas migrantes o la limitación selectiva de su movilidad oscila entre el reconocimiento de derechos humanos y el enfoque de seguridad. Se trata de una paradoja negociada desde el control territorial mediante la arquitectura y desde los procedimientos burocráticos ejercidos a través de prácticas cotidianas en la aplicación de leyes y emisión de documentos, ambas fungen como mecanismos de regulación. En este sentido protegen y contienen, dificultan o posibilitan el tránsito de personas.
La gestión se vincula a políticas internacionales que articulan múltiples espacios fronterizos bajo un paradigma de detención y vigilancia, en este sentido, las fronteras son lugares de múltiples tensiones entre los cambiantes mecanismos de regulación, las solidaridades y los flujos de ganancias monetarias. La fotografía Ceuta, frontera de mar y metal, busca retratar la gestión migratoria en el sur de España y Norte de Marruecos, uno de los corredores migratorios de mayor importancia a nivel internacional. A partir de la documentación del puesto fronterizo retrato la manera en la que se instrumentan las políticas de vigilancia y principalmente el uso de la arquitectura, en esta regulación la arquitectura se ha instrumentado para violentar y lastimar a quienes cruzan sin la documentación requerida.
La valla de Ceuta se impone desde la costa del Mediterráneo y rodea la ciudad, separa España como parte de la Unión Europea del resto de África. En esta frontera, dos semanas después de la fotografía, la Guardia Civil Española y las fuerzas de seguridad marroquíes frustraron violentamente un intento de salto, de aproximadamente mil personas provenientes de África subsahariana. Por el operativo las personas no lograron entrar a España.
Melilla española, rifeña marroquí se anuncia en una de las calles de Melilla. En Melilla hay múltiples referencias al pasado militar, es una ciudad que da la bienvenida a quienes llegan en cruceros, pero si te adentras más, hay una clara reminiscencia al presente de vigilancia y contención. Melilla además de ser una ciudad con diferentes tecnologías y formas de vigilancia como los muros y vallas, en ella se despliega una serie de estrategias nacionalistas que evocan a que es un territorio español.
A escasos metros del puesto de revisión que separa Melilla de Nador, se marca el inicio de la valla. El objetivo de la fotografía Melilla española, rifeña marroquí es documentar el uso de la arquitectura en la gestión migratoria, la valla es un acordonamiento que rodea la ciudad, mide del lado español entre 4 y 5 metros de altura y su extensión separa la ciudad española del resto de marruecos. Del lado marroquí se observa un conjunto de aproximadamente cuatro vallas consecutivas con concertinas en la parte superior. La frontera a diferencia de los saltos ocurridos en años recientes, el día de la fotografía únicamente se veían agentes de la Guardia Civil española y un equipo de mantenimiento que vigilaba desde un auto. La vigilancia del lado español y del marroquí es diferente, ambas intimidadoras.
Del lado español se observan múltiples cámaras de vigilancia, la valla tiene mayor altura y las concertinas de navajas fueron retiradas en el año 2019. Del lado marroquí hay puestos con guardias vigilando aproximadamente cada 10 metros y se distinguen más vallas, 4 o 5 dependiendo el tramo, aunque menos altas, desde ambas vallas se ven y escuchan las mezquitas. El día de la fotografía no había personas intentando ingresar a Melilla, pero no por ello se dejaban de ver las huellas de su paso, sus nombres en el cemento, las botellas de agua tiradas y los tirones de ropa.
México y Guatemala comparten una historia de intercambios, tensiones y disputas por la demarcación del territorio. Se trata de espacios “separados” políticamente, pero unidos por áreas naturales, comercios, intercambios y movilidades humanas conformando una región transnacional. Es una región atravesada por múltiples violencias en la que se han instrumentado cambiantes y diferenciadas políticas de control y vigilancia.
En la frontera se conjuga el movimiento constante entre personas de México y Guatemala, el movimiento de personas de otras regiones de Latinoamérica y el movimiento de personas extracontinentales, con las ambiguas prácticas de regulación de estos movimientos. Para transitar con mayor “seguridad” las personas optan por buscar alguna forma de regulación o transitar en los camiones que diariamente envía el Instituto Nacional de Migración con destino a Tuxtla Gutiérrez o a Tapachula.
En la fotografía Entre Suchiate y el puente busco retratar las experiencias durante el cruce y estancia fronteriza, cruce que habitualmente se realiza en una balsa, pero por el bajo caudal del rio Suchiate en el mes de marzo se lograba realizar a pie. La frontera de Ciudad Hidalgo con Tecún Umán es tan cambiante como lo son las prácticas discrecionales del Instituto Nacional de Migración (INM), posibilitando que personas de diferentes nacionalidades, sobre todo de Venezuela se congreguen en las inmediaciones del río.
En el territorio mexicano, familias, mujeres, hombres, niñas, adolescentes y niños permanecen bajo la escasa sombra proporcionada por los árboles, algunos y algunas sentadas, otras y otros acostados sobre cartones, otras cuantas se organizan para anotarse en una lista que sería entregada a migración para poder abordar los camiones. En esa espera las personas utilizan el rio para bañarse, las palmas para encender fogatas y habitan casas de campaña o viviendas improvisadas con materiales de cartón y plástico.
La educación es una emergencia
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